
En el equipamiento de muchas pequeñas y medianas empresas observo con frecuencia importantes inversiones en equipos informáticos, en software profesional, en portátiles o móviles de última generación… todo lo necesario para una buena gestión del negocio, para mejorar su productividad o facilitar la atención a sus clientes. Pero, al escarbar un poco, con excesiva frecuencia compruebo que ni siquiera toman las mínimas precauciones en su operativa: no disponen de antivirus, no hacen copias de seguridad de la información, no se protegen ante eventuales caídas de la red eléctrica, no realizan mantenimiento preventivo de sus sistemas…
Un reciente informe de Norton Ciber Security Insights revela que muchos consumidores adoptan comportamientos de riesgo: el 24% comparte sus contraseñas con terceros, el 35% tiene dispositivos desprotegidos, ya sean equipos de sobremesa, portátiles o móviles… Lógicamente, la falta de conciencia sobre la necesidad de proteger los sistemas informáticos nos lleva a que más de 689 millones de personas se hayan visto afectadas el último año por episodios de cibercrimen: contraseñas comprometidas, hackeo de correos electrónicos o de cuentas en redes sociales representan los más frecuentes, normalmente derivados del phising y de los virus ransomware.
Suelo preguntar a los empresarios si manejan ordenadores, porque una respuesta negativa suele ser síntoma de que se concede poca o nula importancia a la informática. Para ayudarles a comprender la necesidad de prevenir males mayores, trato de mostrarles un escenario simple de su empresa: los empleados atienden a sus clientes ante un ordenador, generan pedidos y albaranes, reservas, emiten tickets o facturas, hacen cobros directos en la caja…. Es decir, lo normal en cualquier empresa. Y ahora viene la pregunta: ¿podrías hacer todo eso sin un ordenador? Las respuestas siempre son las mismas: ¡es impensable atender la actividad diaria sin el ordenador, no dispondríamos de albaranes, no controlaríamos los pedidos, no podríamos emitir una factura o hacer un cobro…en fin, el desastre!: Si esto es así, ¿Por qué no mimas la seguridad de tu sistema de información?
Otra forma de hacerles comprender la importancia de la protección es hablarles en términos que suelen comprender mejor: los costes. Si un incidente informático, ya sea un ataque de virus o un simple fallo de disco duro, nos deja inoperativo el sistema informático, nos encontraremos ante la imperiosa necesidad de restaurarlo… pero, ¿qué pasa si no hay copias de seguridad? ¿Cuántas horas nos llevará poner al día de nuevo todo el sistema de la empresa? ¿Cuánto tiempo y cuantos recursos necesitaremos para rehacer nuestra contabilidad? Días, semanas… tiempo en el que nuestro personal estará ocupado rehaciendo un trabajo que ya hizo antes, recomponiendo un histórico de clientes o grabando de nuevo albaranes ya emitidos… el coste que esto representa es enorme, un auténtico despilfarro. Ningún empresario que padezca una situación así repetirá el error, pero, ¿es realmente necesario sufrir el problema para darte cuenta de que existe?
Pues sí, uno de los grandes males de nuestros empresarios es la falta de conciencia acerca de cuán importantes resultan las nuevas tecnologías para su empresa. Si hablamos en términos de productividad, la actual tendencia a la economía digital es vital para que nuestras empresas se modernicen y reduzcan costes. Pero, además, la digitalización nos acerca al cliente, nos permite conocer sus opiniones y sus gustos, señalándonos el camino a seguir. Cuando los empresarios por fin toman conciencia de ello, podemos empezar a hablar de un concepto en el que nadie parece pensar: la continuidad del negocio.
A lo largo de mi vida profesional he dedicado mucho tiempo a prevenir incidentes informáticos, a asegurar que la información de la empresa se gestione con el máximo cuidado y, desde luego, a implantar sistemas que mantengan a salvo los datos esenciales de la actividad: es decir, a asegurar la continuidad al negocio. Si lo pensamos, realmente no es ni difícil ni costoso. Basta tener unas pocas ideas claras y ponerlas en práctica; con unos pocos euros al día podemos conseguir unos resultados espectaculares.
Todo buen gestor debe tratar de asegurar la continuidad de su empresa, anticipándose a los posibles riesgos y tomando precauciones para que, si surge un problema, la empresa pueda implementar su “plan B” y continuar su actividad con la menor incidencia posible; y eso debe llevarle a planificar muchas cosas, entre las cuales hay algunas muy simples: seguridad ante virus o intrusiones, protección de la información, un sistema de copias de respaldo fiable, mantenimiento preventivo básico de los equipos… tareas sencillas que, llegado el caso, nos permitirán salir adelante sin graves daños, tal vez tan solo con unos pocos arañazos.