Inversiones Tecnológicas: Compra frente a Renting

By 20 marzo, 2017Blog
inversiones tecnológicas

En las inversiones en dispositivos tecnológicos de rápida obsolescencia, como es el caso de los ordenadores, portátiles o tablets, inversiones tecnológicasnos enfrentamos a decisiones estratégicas: por un lado, analizar si se adquieren dispositivos económicos (gamas de consumo) o dispositivos profesionales, de mayor coste; por otro, decidir si se adquieren en propiedad o hacer un renting tecnológico a medio plazo.

Hemos de considerar las siguientes cuestiones antes de tomar una decisión:

  • Dispositivos de consumo frente a dispositivos profesionales

Los ordenadores de consumo están destinados a un uso familiar, a disfrutar de la conectividad en casa, sentados en un cómodo sillón; sus componentes son económicos, porque estos dispositivos no están pensados para soportar un uso intensivo, estar encendidos muchas horas al día o sufrir el rigor del transporte, el uso en exteriores (lluvia, polvo, caídas…), en ambientes hostiles (por ejemplo, la cocina de un restaurante), etc. Sus precios son inferiores porque su fabricación es más barata; aunque tecnológicamente pueden ser igual de rápidos que los profesionales (sistema operativo, procesador o memoria similares…), se fabrican con componentes de menor resistencia y durabilidad, ya que prima el precio competitivo y la experiencia de uso sobre cualquier otra consideración.

Por el contrario, los dispositivos destinados a un uso profesional se fabrican introduciendo características de fiabilidad a medio/largo plazo: rigidez de la carcasa, mejoras en el aislamiento térmico de los procesadores, durabilidad de las pantallas, resistencia a impactos, ensamblaje hermético… El uso de componentes más duraderos y una cadena productiva más “cuidadosa” encarecen el producto, pero al final se estará protegiendo la inversión con una expectativa de uso superior.

No se puede olvidar que el tipo de usuario también influye en la decisión de compra. No es lo mismo que el ordenador o tablet lo utilice un empleado experto en una oficina, a que lo utilicen distintas personas en diferentes momentos, cada una con sus propias destrezas y/o torpezas, con sus diferentes modos de cuidar un dispositivo tecnológico sensible…. Cuando se producen cambios de manos frecuentes, la vida de los dispositivos tiende a acortarse drásticamente.

Centrémonos en las tablets, dispositivo que cada vez más accede al mercado profesional como extensión del sistema informático de la empresa. Tras comparar dos tablets (profesional y consumo) de un mismo fabricante puntero, hemos observado algunas diferencias notables: las gamas profesionales incluyen un sistema operativo más avanzado (Android 6 frente a Android 5); carcasas de policarbonato de alta resistencia, frente al plástico tradicional; pantallas de cristal “Gorilla” resistente a impactos, sistemas de protección contra derrames de líquidos, etc. La diferencia de calidad entre una y otra es muy relevante.

Por otro lado, debemos tener en cuenta que las tablets profesionales proporcionan una superior estabilidad de gama: mientras que los fabricantes compiten para no perder público de consumo innovando cada año (procesadores más rápidos, diseños más modernos, carcasas de colores, etc.), las tablets para uso profesional mantienen sus prestaciones de uso con mucha mayor holgura. Es bastante común encontrarse con que una tablet de consumo recién adquirida desaparezca del mercado en apenas unos meses, debiendo comprar otro modelo cuando se quiere ampliar un pedido. Por el contrario, las tablets empresariales permanecen en el mercado mucho más tiempo.

En todo caso, la evolución tecnológica hará que en poco tiempo (dos/tres años) las tablets envejezcan (tanto unas como otras) porque habrá mejores dispositivos en el mercado, más rápidos y dotados de mejoras fruto de la continua investigación e innovación de las marcas. De ahí que este tipo de inversiones deban planificarse en plazos cortos.

Atendiendo a los criterios mencionados, siempre aconsejaré la adopción de dispositivos diseñados para el uso que se pretende; para uso empresarial, la superior fiabilidad de las tablets profesionales hace que me incline siempre por este tipo de dispositivos.

  • Decisión económica: compra frente a renting.

Es habitual que las personas que toman decisiones sobre la compra de un bien de inversión consideren únicamente un factor: el precio de compra. Sin embargo, para que la decisión sea mucho más ajustada a las necesidades, deberíamos hablar del coste total de propiedad, entendiendo como tal el coste que representa tener esos dispositivos en tu activo durante su vida útil. Así, intervienen los siguientes factores:

  • Coste de la compra.
  • Amortizaciones.
  • Control de los activos.
  • Mantenimiento y reparaciones.
  • Seguros.
  • Coste financiero.
  • Coste de oportunidad.

En efecto, realizar una inversión elevada en tablets supone un desembolso inmediato, pero además: control contable individualizado de los activos, de acuerdo con la normativa fiscal; práctica de amortizaciones anuales durante su vida útil, con la dificultad de seguimiento que conlleva dar de baja activos dañados o incorporar nuevos activos…; afrontar el coste de mantenimiento de los dispositivos (averías, roturas…) y su consiguiente inoperatividad temporal; afrontar el pago de un seguro que cubra los daños, robos o pérdidas; y, finalmente, dejar de destinar esos fondos a otras inversiones quizás más rentables o necesarias. Además, al final de la vida útil la empresa tendrá en su poder un número elevado de dispositivos obsoletos, lo que planteará un nuevo reto: el destino que se les pueda dar y, en cualquier caso, la necesidad de desprenderse de ellos conforme marca la legislación vigente (reciclaje, punto limpio…).

Frente a esta opción, la de la compra directa, contamos con la posibilidad de adquirir las tablets mediante un renting tecnológico, que presenta las siguientes ventajas:

  • No se realiza un desembolso inicial elevado. Desaparece el coste de oportunidad y la necesidad de dotar recursos financieros inmediatos.
  • La gestión contable se reduce significativamente: sólo hay que contabilizar un apunte mensual por la cuota. No hay asientos de compras, ni de amortizaciones, ni periodificaciones anuales largo/corto….
  • Al contrario de un préstamo, las cuotas pendientes de pago no figuran como deuda en el balance, con el consiguiente aumento del nivel de solvencia.
  • La cuota mensual puede incluir un seguro de reposición “a todo riesgo”.
  • La flexibilidad de los contratos de renting permite ampliaciones o cambios en cualquier momento, adaptando el contrato a las necesidades tecnológicas reales.

Obviamente la contrapartida es que la financiera percibirá un interés por la operación; pero, teniendo en cuenta los bajos tipos actuales, el coste compensa sobradamente lo expuesto para el caso de la compra.

Por otro lado, debe tenerse en cuenta que la vida del renting se puede hacer coincidir con la vida útil estimada de los dispositivos, de tal manera que cuando se llega a su término se puede afrontar una nueva operación: se retiran los dispositivos obsoletos, se eligen los nuevos (que sin duda tendrán prestaciones superiores) y se efectúa el cambio; la empresa seguirá pagando cuotas mensuales (ajustadas a las nuevas necesidades) y el ciclo vuelve a empezar con máximas prestaciones para el cliente.

Sopesados todos los factores mencionados, mi recomendación es afrontar la inversión de la siguiente manera:

  • Adquirir dispositivos de gama profesional.
  • Financiar la operación mediante un renting tecnológico que contemple:
    1. Plazo de la operación coincidente con la vida útil estimada de los dispositivos a pleno rendimiento.
    2. Inclusión de un seguro a todo riesgo que garantice la reposición de cualquier dispositivo dañado.
    3. Flexibilidad a la hora de afrontar ampliaciones de contrato, con el fin de atender cualquier necesidad imprevista.
  • Renovar la operación al término del contrato inicial, contemplando las nuevas necesidades/prestaciones del servicio que se pretenda prestar.

De esta manera estaremos optimizando la inversión tecnológica de nuestra empresa, asegurándonos de disponer de las herramientas productivas adecuadas sin que ello suponga menoscabo de nuestra solvencia económica.

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